Este sábado, a los 92 años, falleció Ralph H. Baer. Junto a los hermanos Lumière (creadores del cine), fue el inventor/diseñador que más impacto tuvo en la cultura del siglo XX y XXI. En 1972 creó la primera consola de videojuegos y desde entonces el mundo no ha sido el mismo.
Baer luchó contra monstruos: nació en Alemania en 1922. Era judío y de niño se escapó junto a su familia rumbo a Estados Unidos. Se unió al ejército y combatió a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Subió de nivel: estudió reparación de radios y televisores por correspondencia y, luego de la guerra, se graduó en 1949 como ingeniero en el Instituto Americano de Tecnología Televisiva.
Baer resolvió puzzles y acertijos: trabajando para la empresa de Defensa Sanders Associates, tuvo la extraña idea de usar las pantallas de televisión para jugar. En aquel momento, eso era tan raro como plantear jugar con la heladera o la licuadora.
Sin embargo, su invento marcó las bases del entretenimiento moderno. Su idea fue licenciada a la fábrica de televisores Magnavox y, en 1972, se lanzó la Magnavox Odyssey, la primera consola de videojuegos de la historia.
Baer deambuló por laberintos: de perfil bajo, durante décadas aceptó que erróneamente el título de inventor del videojuego fuera atribuido a Nolan Bushnell. Bushnell fue también un pionero indiscutible, pues co-creó el 'Pong' y fundó la empresa Atari. Sin embargo, luego de un juicio por patentes entre Magnavox y Atari, quedó claro que Bushnell había basado su 'Pong' en una versión anterior del juego de Baer.
Baer logró varios niveles Bonus: Además de crear la primera consola de juegos, inventó varios juguetes exitosos, entre ellos se destaca el popular juego de cuatro luces y botones Simon, lanzado por Milton Bradley en 1978. En reconocimiento a su trayectoria, en el año 2006 recibió la Medalla Nacional de la Tecnología de manos del presidente George W. Bush.
Baer obtuvo el máximo High Score: imaginen simplemente si Bob Dylan, los Beatles o los Rolling Stones, además de haber compuesto canciones, hubieran inventado el piano y la guitarra.
Ese es el tamaño del aporte de Baer a nuestra civilización. Su aventura por este planeta misterioso habrá llegado a su fin pero logró rescatarnos del dragón del aburrimiento y nos abrió un mundo de niveles llenos de tesoros secretos por descubrir. La luz en su pantalla se ha apagado pero su legado tiene vidas infinitas.
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