Las nuevas medidas llevadas a cabo por el actual presidente en su primera semana de mandato han afectado a la mejor liga del mundo. Entrenadores, jugadores y el propio comisionado han lamentado las nuevas órdenes ejecutivas. El muro y el cierre de fronteras a determinados países islámicos pueden afectar seriamente al baloncesto norteamericano.
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“Volvemos a los días en los que Hitler perseguía a los judíos”, Es probable que estas palabras nos parezcan desorbitadas. Son de Stan Van Gundy y tienen a Donald Trump como protagonista. Desde que el empresario neoyorquino consiguiera el poder en las urnas, el pasado ocho de noviembre, sus propuestas de gobierno y el papel misógino y racista desarrollado en campaña han generado todo tipo de críticas en cada rincón del globo. La línea en el discurso llevada a cabo por parte del gabinete de Trump versaba sobre un mensaje agresivo, maleducado y sobre todo impactante. Con él se ahorró una gran suma de dólares en publicidad y propaganda electoral ya que sus salidas de tono acerca de los colectivos feministas y los extranjeros lo convirtieron en portada de todos los medios de comunicación.
Desde que hace apenas diez días aterrizaba en el despacho oval, quizás en su Boeing 727 o en unos de sus exclusivos coches de lujo, ha llevado a cabo grandes cambios con respecto a la política de Obama. El primero fue la ruptura del programa social sobre salud llevado a cabo por su antecesor. Pero sin duda el más impactante fue la firma de la Orden Ejecutiva para levantar el muro con México, esto es: cerrar la valla ya existente que se prolonga desde San Diego hasta California, puesta en píe por Clinton, y cuyo gasto quiere que lo asuma el gobierno de Peña Nieto.
En este marco se desarrolló la NBA Global Games en la Ciudad de México. La tierra de Pancho Villa se podría considerar como la segunda casa de la NBA al albergar 24 partidos en los últimos 25 años, la mayor cifra fuera de Estados Unidos y Canadá. El comisionado de la liga, Adam Silver, aprovechó para decir en rueda de prensa que no es improbable que la NBA llegue al país hispano a través de una futurible franquicia. Este rumor viene sonando desde hace mucho, pero por el momento no se ha hecho público ningún proyecto que pueda llegar a consolidarse. Con esta afirmación, la mejor liga de baloncesto del mundo deja claro la postura de rechazo frente a la ‘ley del muro’.
También en su primera semana ha decretado el cierre de las fronteras norteamericanas a las personas que huyen de la miseria económica, la persecución política o las guerras civiles procedentes de Irak, Siria, Irán, Libia, Somalia, Sudan y Yemen. Esta medida tiene consecuencias de largo alcance para las empresas estadounidenses con empleados que sean originarios de uno de estos países, una de esas Empresas es la NBA. Según el analista económico y jurídico estadounidense Michael McCann la ‘Protección de la Nación de entrada terrorista extranjera en los Estados Unidos’ está inundada de controversias, empezando por la confrontación que para algunos puede tener con la Constitución de los EEUU. “En virtud de la Primera Enmienda, en su ‘Cláusula de Establecimiento’, el gobierno no puede favorecer indebidamente a una religión” dice el analista para Sport Ilustrated.
Contra esta última orden ejecutiva se han revelado varias voces de la liga que han explotado en multitud de declaraciones contra el nuevo presidente. Para Van Gundy, uno de los mayores detractores en públicos de Trump, teme que el islám sufra el mismo odio que había en el III Reich contra la comunidad judía. "Ninguna de esas siete naciones ha sido responsable de la muerte de algún americano, pero queremos excluir a esos siete países. Es jugar con el miedo de la gente y con los prejuicios. Estamos volviendo a los tiempos en los que teníamos japoneses en campos de prisioneros y Hitler perseguía a los judíos. Ahí nos dirigimos". Para el entrenador jefe de los Detroit Pistons no hay motivo alguno para aplicar dicha ley.
Otro preparador como Steve Kerr, entrenador de los actuales líderes, ha declarado que esta nueva medida siembra más terror e ira en la sociedad estadounidense. Las palabras del entrenador de Golden State Warriors son más significativas, aun si cabe, ya que su padre Malcolm, profesor universitario especializado en los conflictos de Oriente Medio, fue asesinado por un grupo yihadista en 1984 en Beirut. También en el colectivo de jugadores muchos han comunicado abiertamente su oposición rotunda al nuevo mandato de Donald Trump.
Kyle Lowry, el jugador franquicia de los Raptors y recientemente escogido para el banquillo del All Stars del Este, ha expresado sin pelos en la legua: “Nuestro país es la patria de la libertad y por eso lo que está pasando me parece una mierda”. El base, natural de Philadelphia, invitó a sus compañeros de la NBA a mudarse a Toronto y jugar en su franquicia. Y aunque al principio pareciera una broma, la idea ha tomado conciencia y el dueño del equipo canadiense, nacido en Nigeria, también ha mostrado en un comunicado su intención de ser el equipo modelo para los detractores del presidente número 45 de la historia de Estados Unidos.
En Milwaukee, los Bucks están a expensas de lo que pueda pasar con el novato sudanés Thon Baker. Baker fue elegido en el décimo lugar del pasado Draft, tiene un futuro prometedor y es uno de los aspirantes para mandar en la pintura del mundo baloncestístico en los próximos lustros. Otro jugador de origen Sudanés es el nacionalizado por Reino Unido Luol Deng, jugador de Lakers. “No estaría donde estoy ahora si no fuera por la oportunidad de encontrar refugio en un puerto seguro” dijo el jugador de oro y púrpura en Twitter.
Rondae Hollis-Jefferson, alero musulmán de los Nets, declaró: “Es desgarrador ver el impacto de estas medidas en muchas personas. No se puede juzgar a todo un grupo por las acciones de uno. No es correcto”. Lebron James y Greg Popovich, entre otros, también se han opuesto a las nuevas formulas de gobierno.
Desde que Trump se convirtió en presidente electo muchos jugadores mostraron, por redes sociales mayoritariamente, su decepción. Pero por otro lado también hubo jugadores, como Kris Humphies, de los Atlanta Hawks, que celebraron su triunfo. Asimismo se alegrarían: Dennis Rodman, Frank Kamisnky, o el ex de los Knicks Latrell Sprewell, además de otros deportistas como Tom Brady (NFL) o Mike Tyson (Boxeo). Todos ellos apoyaron económica o moralmente su candidatura.
Otro nombre importante de la NBA que ha tomado partido en este asunto es Mark Kuban, el dueño de Dallas Mavericks ha pedido paciencia para ver cómo actúa Trump y le ha recomendado a este que se acerque más al pueblo y no se base en Twitter para comunicar sus ideas, puesto que la aplicación solo la utiliza un 15% del pueblo estadounidense. Para Cuban quizás el hecho de no dejar entrar a los habitantes de estos países es por una “buena razón”.
El futuro es imprevisible. El recelo con el que la actual sociedad mira hacia el mañana puede que sea el causante del auge de ideologías como las de Trump. El futuro de la NBA, como símbolo del deporte, pasa por la unidad de la liga y su expansión hacia el extranjero, además de la lucha contra las injusticias, aunque estas procedan del Gobierno.
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