boxeo

Combate Marvin Hagler vs Thomas Hearns, 15 de abril de 1985 (Video combate completo)





A 30 años de la pelea Marvin Hagler-Thomas Hearns, aún es considerada la más brutal de la historia, y su primer asalto el mejor exhibido por pelea alguna.

Marvin Hagler vs Thomas Hearns

Aquel lunes 15 de Abril de 1985, en un combate anunciado como WAR (guerra), Marvin Hagler y Thomas Hearns fueron fieles a las expectativas de un modo que hasta entonces y hasta ahora nunca se ha visto sobre un ring.

Vea aquí la pelea completa


Cuando Sugar Ray Leonard decidió retirarse (y parecía que esta vez era definitivo), dos boxeadores brillaban por encima del resto. Marvin Marvelous (maravilloso) Hagler, campeón indiscutible del peso medio e invicto desde desde 1979, llevaba años imponiendo un reino de terror sobre sus rivales, a los que por lo general batía en los primeros asaltos.

Aparte de ser zurdo, Hagler era un modelo de perseverancia, trabajo y entrenamiento, era la maquina perfecta de boxear. Imprimía un ritmo a sus combates y presionaba a sus rivales de tal modo que dada vez era más difícil encontrarle rivales.

Por su parte, Thomas Hearns, apodado The hitman (el golpeador), era el campeón del peso Welter y solo había sido vencido por Leonard. La derrota se produjo por KO técnico en el décimo cuarto asalto, pero la actuación de hearns fue espectacular. Iba ganado claramente a los puntos cuando, tras una furiosa combinación de Leonard, el árbitro tuvo que intervenir.

Su físico longineo, sus eléctricos jabs, sus golpes como látigos, sus excelentes cualidades técnicas y una derecha devastadora hacían de el un boxeador que se estaba ganando por derecho propio un puesto en la historia del boxeo. Era un boxeador carismático y explosivo que se había formado en la dura escuela del gimnasio kronk de Detroit.

Los promotores vieron en el al rival perfecto para Hagler y la posibilidad de organizar un gran combate de leyenda. El problema era que Hearns tenía que subir unos kilos para situarse en los medios, y eso es algo que, por lo general, pocos boxeadores están dispuestos a hacer.



Angelo Dundee, el entrenador de Ali y Leonard, afirmaba que un buen peso medio siempre ganaría a un buen peso Welter. Era una cuestión de pegada. Sin embargo, Hearns acepto el reto, consciente de que, a pesar de tener que subir de peso y consecuentemente perder movilidad, su envergadura contrarrestaría las diferencias. Hearns media 185 cm, ocho más que Hagler, y era cuatro años más joven. El combate fue objeto de debate por parte de boxeadores, entrenadores y comentaristas, dando rienda a toda clase de comentarios acerca de lo que la supuesta lógica del boxeo establecía como previsible.

Eran muchos los que, como Dundee, afirmaban que Hearns no tenía la suficiente fuerza para aguantar las embestidas de Hagler, mientras que otros argumentaban que la calidad técnica de Hearns era superior y que esto, sumado a su mayor envergadura, eran suficientes razones para inclinar la balanza a su favor. Hearns era más rápido, Hagler más fuerte. Por otro lado, Hearns había perdido por KO frente a Leonard, y su mandíbula estaba en entredicho.

Se acercaba el día del combate, y el nerviosismo y entusiasmo seguían aumentando. Mientras tanto, ambos boxeadores se preparaban como monjes conscientes de que estaba en juego algo más que una victoria. Era una cuestión de prestigio, de historia boxística.

Esto fue lo que paso. El primer asalto sigue considerado como el mejor de la historia. Jamás se ha visto tanta intensidad, pero al final Hagler acabó imponiendo su mayor fortaleza.

Cuenta Emanuel Steward, el entrenador de Hearns, que tras el espectacular e intensísimo primer asalto, se encontró con una grave noticia. La derecha que había hecho tambalear a Hagler y que este posteriormente reconoció como la más dura que jamás había recibido, había hecho mella también en Hearns, se había roto la mano. Esto es algo que se supo años después, ya que Hearns se negó en redondo a dar excusas y a restar méritos a su rival, por lo que prohibió a su entrenador contar lo sucedido.

Así que hearns salió al segundo asalto con su mano derecha (su principal arma) que no podía lanzar con potencia. Viendo el segundo asalto en retrospectiva, se comprende que usara mucho más el jab que en el precedente, y resulta impresionante ver como a pesar de todo siguió lanzando esporádicas derechas.

Paradójicamente, también vemos como la situación le llevo a realizar un boxeo que le convenía mucho más que la guerra de intercambio del primer asalto y que con sus largos jabs y sus buenas esquivas tenía la llave (si hubiera contado con la derecha para frenar las acometidas de Hagler) para ganar el combate. Aun así, Hagler, que gano el asalto, sangraba cada vez más y si hearns conseguía alargar lo suficiente el combate, era probable que el árbitro lo acabara parando.

De hecho, apenas comenzado el tercer asalto, el árbitro intervino y mando a Hagler al rincón para que el medico valorara la peligrosidad de la herida. Aunque se le permitió seguir, Hagler se vio empujado a acelerar el ritmo y buscar el KO. La violencia en sus manos se hizo cada vez más patente, mientras a pesar de todo, Hearns seguía lanzando buenas izquierdas. 

Y en una de esas acometidas, Hagler consiguió conectar una derecha a la sien de Hearns, que reculo dando la espalda a su rival. Hagler fue hacia él y con el impulso de la carrera conecto otra derecha que hizo que hearns se desplomara y cayera a la lona con los ojos en blanco. Aunque logro levantarse, su mirada extraviada no dejo lugar a dudas cuando el árbitro paró el combate y dio a Hagler vencedor.

Hearns había cometido un error fatal. Tras recibir una potente mano, quiso mantenerse en pie, lo que dio a Hagler la oportunidad de rematarle. Sin duda, lo más inteligente hubiera sido, al ver a Hagler acercarse, esperar la cuenta arbitral y aprovechar el margen para recuperarse. Claro que todo esto es fácil decirlo desde fuera.

Después de la derrota, Hearns continúo con su brillante trayectoria. Desgraciadamente no supo retirarse a tiempo y sufrió excesivo daño en el último tramo de su carrera. Hagler por su parte, si supo decir adiós en el momento adecuado (tras su posterior y polémica derrota contra Leonard) y se dedicó a labores menos peligrosas como comentarista deportivo e incluso actor de películas de acción. Muchos le consideran el mejor peso medio de todos los tiempos.

Entre sus múltiples recuerdos deportivos siempre estará aquella noche de 1985 en la que disputo un primer asalto que hoy es valorado por todos como el mejor de la historia. 


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