En un ambiente distendido, el periodista Brian Davis, de una agencia inglesa, le preguntó: “¿Cuándo cree usted que se podrán restablecer las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, dos países tan lejanos a pesar de la cercanía geográfica?”
El líder de la revolución cubana lo miró fijamente y respondió bien alto, para que le escucharan todos los que estaban en la sala. “Estados Unidos vendrá a dialogar con nosotros cuando tenga un presidente negro y haya en el mundo un Papa latinoamericano”
Esas condiciones se han cumplido, una en el año 2009 y la otra en 2013.
Algunos periodistas se rieron, otros, incrédulos, hicieron una mueca irónica y ninguno de los que estaba en la habitación -más preocupados por Vietnam que por cualquier otra cosa- creyó la predicción de un Castro metido en el papel de Nostradamus. Esa es la anécdota que el periodista y escritor argentino Pedro Jorge Solans rescató en un reciente viaje a la isla caribeña mientras realizaba un reportaje sobre las reabiertas relaciones entre EE.UU. y Cuba que publicó en El Diario de Carlos Paz.
Por cierto, el contexto era en plena Guerra Fría, cuando el principal tema de conversación era cuándo terminaría la Guerra de Vietnam, a la que le quedaban dos años.
El periodista argentino Pedro Jorge Solans, director general de El Diario de Carlos Paz, recordó este episodio en una crónica reciente que se hizo viral.
Allí, Solans cuenta que la reacción de los periodistas presentes fluctuó entre muecas irónicas y gestos de incredulidad. “La conferencia siguió como si la pregunta de Davis hubiera sido una estupidez”, escribió. “Interesaba más Vietnam”.
Es posible que Fidel hubiera respondido así solo para acentuar la imposibilidad de un reencuentro entre los dos países. Difícilmente se le habría ocurrido en aquel entonces que sus dos condiciones se cumplieran.
El hecho es que hoy el presidente de EEUU es Barack Obama y el jefe de la Iglesia Católica es el papa Francisco, antes conocido como el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio.
Puede que no haya sido propiamente una profecía, pero ya hay embajada cubana en Washington y pronto habrá embajada estadounidense en La Habana.
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