Es el tiroteo de la semana. Esta vez, en California. El viernes pasado, en Colorado. El domingo anterior, en Nueva Orleáns. Así es como EEUU vive la historia de amor que una parte de la población tiene con sus armas de fuego.
En esta ocasión, según ha confirmado la policía, se han registrado al menos 14 víctimas mortales y varios heridos, aunque la cifra podría aumentar, en un tiroteo, realizado por entre una y tres personas, en el Inland Regional Center, un centro que presta ayudas a personas con discapacidades físicas y psíquicas en la ciudad de San Bernardino, cerca de Los Ángeles, en California.
"Hay múltiples víctimas y hay algunas muertes confirmadas. En este momento, no tengo las cifras", afirmó la sargento Vicki Cervantes, de la Policía de San Bernardino, a la cadena de televisión local KCBS-TV. Según informan medios locales se ha producido otro tiroteo en un hospital cercano, aunque esta información no ha sido confirmada por fuentes oficiales.
El edificio es de varias plantas, y no está claro si el asaltante o los asaltantes están todavía atrincherados o escondidos en alguna de ellas. Aparentemente, los presuntos asesinos llegaron en un todoterreno con los cristales pintados de negro, y llevaban pasamontañas.
Las imágenes de televisión muestran una gran actividad de policías y servicios de emergencia en la zona, que está siendo evacuada. Uno de los asaltantes podría haber escapado.
La semana pasada fue una clínica en la que se practican abortos donde un hombre asesinó a tres personas, entre ellas un policía, y se atrincheró durante cinco horas antes de rendirse a la policía.
Un hombre, cuya esposa trabajaba en el edificio del incidente, aseguró a la cadena de televisión KABC que al menos un hombre entró en el centro y abrió fuego. "Vieron cuerpos en el suelo", afirmó este hombre.
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