Espiritista, brujo, santero o chamán, lo cierto es que Víctor Damían Rozo está en el ojo del huracán por cuenta de una idea bien particular: construyó el primer templo de adoración a Lucifer en Colombia.
Como era de esperarse, la idea, que ya es una realidad en la vereda el Aguacatal de Montenegro (Quindio), armó todo una polémica no sólo por la indignación de los feligreses católicos, sino porque hay quienes temen que esa particular sede se convierta en un lugar donde se cometerá toda clase de excesos.
Antes de entrevistar telefónicamente a Rozo, Semana.com investigó el tema y encontró varias cosas que llaman la atención. Lo primero que se debe aclarar es que el nombre verdadero de este personaje es Héctor Londoño Villegas. Lo segundo, que las imágenes de opulencia que muestra en sus redes sociales no son reales, sino parte de la producción que hizo para algunos medios de comunicación.
Pero lo más paradójico es que mientras él se revela como una personas adinerada y con muchas propiedades, su compañera sentimental, Merlin Yeimi Mina, quien figura como directora suplente de la recién inscrita Asociación Templo Luciferino Semillas de Luz, es una beneficiaria de los subsidios que otorga el Estado.
La mujer pertenece al régimen subsidiado de salud y ha recibido ayudas del SENA y de fondos de emprendimiento.
Este portal habló con el polémico espiritista para resolver esas y otras inquietudes.
Semana.com.: ¿Es provocadora la idea de crear un templo para adorar a Lucifer?
Héctor Londoño Villegas.: Claro que sí, más que todo con la Iglesia Católica, que es la que está ejerciendo presión para que esto no siga adelante.
Semana.com.: ¿Hace cuánto adora a Lucifer?
H. L.: Hace aproximadamente 15 o 20 años soy luciferino.
Semana.com.: ¿Desde hace cuánto viene sumando seguidores?
H. L.: Empecé en las redes sociales hace como siete años y ahí entendí que son muchos alrededor del mundo, aproximadamente un millón de personas que idolatran a Lucifer.
Semana.com.: ¿En qué países lo siguen?
H. L.: Estados Unidos, México, Bolivia, Uruguay, Perú, donde hay más seguidores de Lucifer es en esta región.
Semana.com.: ¿Por qué la necesidad de construir el templo?
H. L.: Porque no tenemos un sitio donde reunirnos para adorar a Lucifer.
Semana.com.: ¿Dónde se construyó ese templo?
H. L.: En la vereda El Aguacatal, del municipio de Montenegro, Quindío.
Semana.com.: ¿Cuánto costó ese templo?
H. L.: Aproximadamente 200.000 dólares y en su momento ese dinero equivalía a unos 400 millones de pesos colombianos.
Semana.com.: Hablemos de los aportes que le hacen sus seguidores. ¿Cuáles han sido el más pequeño y el más grande?
H. L.: El más pequeño es de cinco dólares y el más grande de 600 dólares.
Semana.com.: ¿Cómo surgió la idea de pedir dinero?
H. L.: Cuando expuse la idea de construir el templo luciferino donde pudiéramos reunirnos, inmediatamente me empezaron a contactar y me decían: 'Vamos, yo apoyo la obra'.
Semana.com.: ¿Jurídicamente cómo aparece su congregación?
H. L.: Tengo personería jurídica como Asociación desde noviembre del 2015.
Semana.com.: ¿Quién es su primer seguidor?
H. L.: Mi esposa, Yeimi Florez, que es ama de casa.
Semana.com.: ¿A qué se dedicaba usted antes de adorar a Lucifer?
H. L.: Me dedico al espiritismo y lo alterno con otras labores donde me ganaba el mínimo, ya sea como vendedor ambulante, almacenes de ropa.
Semana.com.: ¿Dónde nació?
H. L.: En Armenia y mi niñez la viví en el barrio Las Palmas.
Semana.com.: ¿Qué hacen sus padres?
H. L.: Una pareja de espiritistas. Mi madre, María Fanny Ceballos, está viva, y mi padre, José María Tapias Londoño, ya murió.
Semana.com.: ¿Su adoración a Lucifer es un acto de rebeldía?
H. L.: Bueno, sí lo puedo concebir como un acto de rebeldía, pero nosotros tenemos la libertad para descubrir la realidad, la verdad. No somos satanistas, no adoramos al diablo, adoramos a un ángel llamado Lucifer, que fue concebido inicialmente como un ángel de luz, de amor y paz”.
Semana.com.: Hay gente que dice que usted es un charlatán, ¿qué les diría?
H. L.: Yo pregunto: ¿Dónde está la trampa? Acaso no creer en Dios es ser un estafador, un delito. Aquí no pedimos diezmos como en otras iglesias.
Semana.com.: ¿No es un poco atrevido que en su templo se irrespete la iconografía de la Iglesia católica?
H. L.: Yo tengo en el templo cuatro cruces invertidas, pero bueno, es que para nosotros no hay cierta oposición, pero para los católicos es algo sagrado.
Semana.com.: En casi todas las religiones hay fanáticos, no teme que haya represalias por lo que hace
H. L.: No. Por mi vida sí existe un poco de temor gracias a la Crónica del Quindío, que se dedicó a publicar una información completamente errónea sin consultar primero la fuente, y me ocasionaron muchos problemas.
Semana.com.: ¿Cuál es la diferencia entre Satanás y Lucifer?
H. L.: Satanás, él fue concebido en nuestras mentes como un ángel de Dios, como diablo, dependiendo la cultura de cada país. El mejor aliado de las religiones es el diablo, sin él no habría religiones.
Semana.com.: ¿Veremos sacrificios?
H. L.: Jamás en la vida.
Semana.com.: Entonces, ¿qué harán en el templo?
H. L.: Para mediados de este año (aún no hay fecha) tengo programada una reunión con 350 luciferinos de todo el mundo donde alabaremos a Lucifer, habrá cánticos y una conferencia de lo que son Lucifer y su doctrina.
Semana.com.: Hablando de doctrina, ¿usted invita a una vida plena llena de lujuria, sexo y riqueza?
H. L.: Cuando hablamos de todo ese cuento, obviamente lo hacemos dentro de las libertades de elegir lo bueno o lo malo, qué hago y qué no, dentro de un margen de constitucionalidad y respeto con el prójimo.
Semana.com.: ¿O sea que en su templo no habrá orgías?
H. L.: Somos amantes del sexo y la lujuria, pero en el templo jamás.
Semana.com.: ¿Es cierto que entre quienes lo consultan como brujo hay reconocidos narcotraficantes?
H. L.: Yo no pregunto si son del cartel de Sinaloa, los Zetas. A mí me contacta mucha gente y me queda difícil saber si son o no.
Semana.com.: En redes sociales usted se esfuerza por aparentar riqueza y poder. Fotos con mujeres, escoltas armadas, yate, autos lujosos, ¿todo es suyo?
H. L.: Esas fotos que están en mi Facebook se tomaron para una nota que se sacó en Perú. Las mujeres no son mis escoltas, las armas son de utilería y sólo dos de los carros son míos”.
Semana.com.: ¿Se considera un hombre adinerado?
H. L.: Sí, me considero un hombre rico.
Semana.com.: ¿Usted declara renta?
H. L.: Claro, todo al día.
Semana.com.: ¿Tiene propiedades en el exterior?
H. L.: No, no, no, tuve en algún momento unas propiedades, ya salimos de eso y ahora cuento únicamente con lo que tengo en el bolsillo.
Semana.com.: Y el yate que se ve en una foto, ¿es suyo?
H. L.: No, el yate fue sacado de una imagen que me dio por publicar. Y la propiedad en Dubai ya no me pertenece.
Semana.com.: ¿Quién figura como representante legal de la Asociación Templo de Lucifer?
H. L.: Mi nombre real es Héctor Londoño Villegas. Víctor Damián Rozo es una marca registrada en la Superintendencia de Industria y Comercio.
Semana.com.: Hay algo que no me cuadra en su historia. Si es tan adinerado, ¿por qué su compañera sentimental es beneficiaria de subsidios del Estado en salud, educación y empleo?
H. L.: Bueno, aclaro dos puntos. Ella no paga seguridad social y yo tampoco pago ni para mi hija, porque en el sistema de salud es malo el servicio y preferimos pagar médicos particulares.
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fuente | semana.com
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