«Viendo Yahvé que la maldad del hombre cundía en la tierra y que todos los proyectos de su mente eran puro mal de continuo, le pesó a Yahvé de haber creado al hombre en la tierra, y se indignó en su corazón. Así pues, dijo Yahvé: 'Voy a exterminar de sobre la faz del suelo al hombre que he creado -desde el hombre hasta los ganados, los reptiles y hasta las aves del cielo-, porque me pesa de haberlos hecho'. Pero Noé halló gracia a los ojos de Yahvé». (Génesis 6, 5-8)
Así comienza el relato por el que, según la Escritura, Dios «exterminó todo ser que había sobre la faz del suelo» con un diluvio que «descargó sobre la tierra durante cuarenta días». El mismo texto en el que Darren Aronofsky se basó para su película «Noé». ¿O no? ¿De dónde salen esos gigantes propios de «La historia interminable»? ¿Es que no entraron en el Arca también las mujeres de los hijos de Noé? ¿Dónde hay una batalla?
Para intentar responder a estas y otras preguntas y con motivo del lanzamiento del DVD y Blu-ray de la cinta, tres expertos debatieron sobre la misma el pasado 25 de julio en la librería «Ocho y medio» de Madrid. Moderó Juan Orellana, director del departamento de cine de la Conferencia Episcopal, y protagonizaron el debate Jerónimo José Martín, presidente del Círculo de Escritores Cinematrográficos y crítico de la cadena COPE; Beatriz Ozores, licenciada en Ciencias Religiosas por la Universidad de Navarra y directora de del programa Tierra Prometida de Radio María y Benito Baruj Garzón Serfaty, antiguo rabino principal de la Comunidad Judía de Madridn y director de los programas «Shalom» de TVE y «La voz de la Torá» en RNE.
Fidelidad, ¿a quién?
La primera cuestión que chirría del largometraje es la incursión de seres extraños ajenos a la tradición cristiana.
«¿Hasta qué punto fue fiel la película al relato de Noé?», preguntó el moderador para abrir fuego.
«¿Hasta qué punto fue fiel la película al relato de Noé?», preguntó el moderador para abrir fuego.
Sin embargo, las primeras palabras no fueron sobre el libro del Génesis, sino sobre el propio director, Darren Aranofsky. Su fama ya predecía que la película no iba a ser el típico «péplum», y que iba dejar en la historia su huella personal. Para Jerónimo José Martín, la tendencia «New Age» del director «se hace notar formalmente», pero no en la esencia. Algo que sí es de la cosecha de Aranofsky es la introducción del conflicto familiar: «En la Biblia no hay ningún problema familiar. Dios le dice Noé: 'tú, tu mujer tus hijos y las mujeres de tus hijos os metéis en el Arca con una pareja de los animales' y no hay ningún problema», algo que no sucede en el largometraje, donde Cam y Jafet (hijos del patriarca bíblico) sobreviven a la devastación sin novia, algo que a Cam no le hace ninguna gracia.
Otro de los aspectos en los que la película se recrea es en la obcecación talibanesca de Noé con que Dios quiere acabar con toda la especie humana, y que su familia tiene la misión de preservar a los animales en el arca y luego esperar la muerte sin tener más descendencia que pueda arruinar la creación: «Una vez, André Frossard, pensador católico converso, estaba charlando con el Papa Juan Pablo II y este le preguntó qué era un integrista francés. Frossard respondió: 'Santidad, es aquel que hace la voluntad de Dios siempre, lo quiera Dios o no'. Eso es lo que plante Aranofsky, un Noé que hace siempre la voluntad de Dios, lo quiera Él o no».
Tradiciones hebreas y algo de Nietzsche
Dos de los elementos más llamativos de la película son la piel de serpiente con la que Lucifer tentó a Eva, que es entregada de padres a hijos, y unos seres rocosos, los llamados «Vigilantes», que representan a unos ángeles caídos. Estos se apiadaron de los hombres tras haber pecado y bajaron a la Tierra para ayudarlos sin el consentimiento del Creador. Como castigo perdieron su condición angelical. ¿De dónde viene esta historia? La piel podría simbolizar «un recuerdo del pecado original que se pasa de padres a hijos, o un mensaje gnóstico». Lo de los gigantes se entroncaría con los «nefilim, que ara la tradición judía son ángeles caídos a los que Dios ha dado una oportunidad. Eso está en un libro que no es canónico ni para judíos ni para cristianos, el libro de Henoc. Ahí es donde se define a esos personajes como ángeles caídos. Desde la tradición hebrea cabría la posibilidad de que fueran unas criaturas intermedias entre Dios y los hombres».
El origen y la formación judía del director ayudan a entender la incursión de estos personajes que, sin embargo, no son del todo desconocidos en los textos sagrados cristianos, aunque su interpretación exige adentrarse en la alta exégesis: «Los nefilim aparecieron en la tierra por aquel entonces (y también después), cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y éstas les dieron hijos: éstos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos» (Génesis 6, 4).
Para el rabino Benito Baruj, también ayudarían a entender a estos seres «los textos midráshicos, comentarios judíos que 'exprimen' el contenido de los libros sagrados para llegar a su contenido real». La intervención de Jerónimo José Martín se cerró con algo que no puede pasar desapercibido para quien haya visto la película: los intensos diálogos (y monólogos) del malo de la cinta, Tubalcaín: «Son casi nietzscheanos. Él no es un ateo convencional. No es que no crea en Dios, es que a él no se le ha manifestado, y su apuesta es por la voluntad humana. Parece Nietzsche hablando. ¿Eso es fiel a la Biblia? No, pero es muy interesante».
Batería de «infidelidades»
A Beatriz Ozores no le parecieron tan sugestivas estas innovaciones: «La Biblia tiene un sentido literal y otro espiritual, que es lo que Dios quiere decir. Desde el punto de vista espiritual, no guarda relación con el texto bíblico. La película refleja a un Dios que crea y que parece que se equivoca al crear al hombre, y que quiere aniquilarlo porque no ha salido según sus expectativas. El Dios de la Biblia es un Dios de amor, que quiere a su criatura». Y, a continuación, comenzó a enumerar toda una batería de fallos de la cinta desde el punto de vista literal,:
- «la película dice que en el principio no existía nada. La Biblia dice que en el principio existía Dios.
- Cuando Caín Mata a Abel, dice que Caín se va a Oriente donde es acogido por los ángeles caídos. En la Biblia, los ángeles caídos hacían referencia al demonio. Sí que existían los nefilim. Esos personajes no aparentan fidelidad con lo que cuenta la Biblia, aunquie sí pueden tenerla con otros relatos. Pero en ella ni ángeles caídos ni nefilim ayudan al hombre.
- Dice que solo los descendientes de Set guardan la creación. Lo que nos dice la Biblia es que con la estirpe de Set se 'empieza a invocar el nombre de Dios',
- En la película se afirma que Noé es el último hombre. No, en la Biblia, Noé es un hombre que busca la voluntad de Dios y que dialoga con Él.
- También nos dice el largometraje que el arca es para salvar a los animales porque 'son los únicos inocentes'. Para ser inocente hace falta ser libre y tener una voluntad.
- El diálogo de los «Vigilantes» es muy contradictorio, pues dicen que Dios les 'encasqueta en ese barro', por otra parte los hombre les matan, pero parece que son eternos...se contradicen bastante.
- En el Arca entran Noé, su mujer y las mujeres de sus hijos, pero estaba llamando a toda la humanidad. Dios nos ha creado por amor y quiere que todos los hombres se salven.
- La única preocupación de Cam (uno de los hijos de Noé) es su pareja, es su único drama.
- 'El Creador nos ha juzgado. La humanidad debe terminar', dice Noé. Pues este no es el Dios de la Biblia, que ama siempre.
-El Arco Iris, en la Biblia es una Alianza, pero en la cinta parece la señal de un Dios cósmico-energía».
Noé,
¿ayuda a conocer la Biblia?
Tras un debate en torno a estas objeciones, en las que se
recordó que Dios le pidió a Abraham sacrificar a su
hijo Isaac aunque
en el último instante lo detuvo (Para quienes hayan visto la película,
recordarán la similitud con alguna escena), el moderador dio paso a una
pregunta clave: «En un mundo de hoy, donde la gente ya no lee la Biblia, ¿Esta
película permite acercarse a ella o crea una imagen tan falsa del hecho que
hace que se desconozca?».
Las respuestas fueron por los mismos derroteros que las
anteriores intervenciones. Para Beatriz Ozores, la cinta «no acerca al texto
bíblico, no llama a una conversión ni al conocimiento
de Dios. A alguien no acostumbrado a la Biblia no creo que le aporte mucho».
Jerónimo José Martín no cree que sea el mejor acercamiento para el público
convencional, «precisamente porque Aronofsky está en un nivel estético y de
referencias muy complicadas fuera del ámbito hebreo. Es fácil que uno se
disturbe y piense, si no tiene cierta formación, que está en un lenguaje muy
New Age». Antes de terminar, añadiría que muchos directores están horrorizados
con el mundo de hoy, donde se ha llegado a lo de «Si
Dios no existe, todo está permitido». Por ello, «esta
película ha recordado la naturaleza caída del ser humano necesitada de la
Gracia para que esto no sea un infierno».
Por su parte, el rabino Benito Baruj, afirmó que «la película
tiene la ambigüedad del cuchillo y el bisturí:
uno salva la vida y otro la quita. En ese sentido es muy ambigua y tiene que se
seguir siéndolo. No tiene que tirar ni hacia una lección de teología ni hacia
lo contrario. No podemos dejar a Dios como un nombre, como una idolatría».
fuente:
MIGUEL JORQUERA
/ http://hoycinema.abc.es
0 comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario...