Y es que si las manzanas son un pack de pectina (fibra soluble) y la canela me ayuda a controlar los niveles de azúcar, las ciruelas pasas son lo más efectivo cuando busco un efecto laxante.
¿A qué se debe ese efecto tan potente? Es verdad que las 5 ciruelas pasas que tomo con mi compota me aportan entre 3 y 4 gramos de fibra y que la fibra ayuda al tránsito intestinal… pero sé que eso no es suficiente para explicar una acción de arrastre tan marcada. Muchas frutas y verduras tienen tanta o más fibra y no me hacen el mismo efecto. ¿El secreto oculto de las ciruelas? Nuevas investigaciones lo atribuyen al sorbitol, un tipo de azúcar también presente (en menores cantidades) en las manzanas, las uvas pasas y otras frutas, y que la industria alimentaria emplea como edulcorante -¡no produce caries y es apto para diabéticos!- sobre todo en chicles y caramelos sin azúcar.
Con el sorbitol pasan dos cosas:
- 1) que el sistema digestivo no lo digiere completamente y acaba siendo fermentado por bacterias presentes en el intestino, lo que equivale a decir que actúa como probiótico.
- 2) que extrae agua del tracto gastrointestinal. ¿Suma de esas dos acciones? La estimulación de los movimientos intestinales.
Si el sorbitol de 5 ciruelas pasas tiene un efecto saludable, el exceso de sorbitol (el tope es de 0,17 gramos por kilo de peso para las chicas y de 0,25 gramos por kilo de peso para los hombres) puede producir gases, diarreas y dolores abdominales. Eso es mucho más probable si tomas muchos chicles o caramelos sin azúcar. Para evitarlo, lee bien las etiquetas y vete sumando. El sorbitol puede venir venir indicado como (E420i) o (E420ii).
Una advertencia suplementaria: un pequeño porcentaje de personas tienen intolerancia al sorbitol. Sus síntomas son heces diarréicas, dolores abdominales y hasta jaquecas. Si el tema te preocupa, existe un test de aliento (el test de hidrógeno espirado) que te permite saber si padeces esa intolerancia. Si no la padeces… a disfrutar de las ciruelas y su fantástico efecto laxante.
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