Acabas de comer y en poco tiempo vuelves a tener hambre. Suele ocurrir, y de hecho es una de las causas más habituales para que las dietas de adelgazamiento fracasen. El problema es que muchos de los productos que consumimos realmente no nos sacian y acabamos por comer el doble. Y ojo, porque no tienen por qué ser grasos ni hablamos de comida basura, hay muchos que se disfrazan de saludables y nos incitan igualmente a pasarnos en las cantidades para, de una vez por todas, sentirnos llenos. Similar al clásico de que 'lo barato, sale caro', es mejor que trates de evitarlos. ¿No sabes cuáles son? No te preocupes, un grupo de expertos en nutrición han recogido en 'Eat This!' 10 de los alimentos que te dejarán con la boca abierta, pero para comer más.
1. Queso
No es que engorde, es que no podemos parar de comerlo. “Por naturaleza, los seres humanos están programados para responder como si fuese un opioide a una proteína que se encuentra en la leche materna, la caseína, de modo que a medida que crecemos, y especialmente de niños, continuamos deseando consumir determinadas cantidades de caseína que encontramos en la leche. El queso, al ser una forma concentrada de leche, también induce este efecto”, explica la experta en alimentación Julieanna Hever.
Los ingredientes proteicos del queso, llamados casomorfinas, combinados con la alta cantidad de grasa y sal que suelen contener la mayoría de las clases de este alimento, son los responsables de nuestra obsesión por comer queso. “Cuanto más comemos, más nos apetece, como si fuese una necesidad natural en nosotros”, asegura Hever.
2. Yogures desnatados
Se han llevado la fama durante muchos, muchos años, y han sido los protagonistas de desayunos, postres y meriendas de infinidad de dietas. Y ahora resulta que no eran tan buenos –y nadie habla de sabor– como los normales. El yogur sacia nuestro apetito y nos mantiene llenos, gracias a la cantidad de grasas naturales que contiene, y además tiene pocas calorías. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que los desnatados no nos quitan el hambre y su carga nutricional de vitaminas y antioxidantes es bastante más baja que en los normales. “Estos alimentos, que a menudo se promocionan como aperitivos saludables, no nos satisfacen y no requieren apenas de masticación. Sin masticación, nuestro cuerpo muchas veces no se siente satisfecho, ya que compara con cuando ingerimos alimentos que sí masticamos y estos le saben a poco”, añade la nutricionista Lisa Hayim.
3. Azúcar
El azúcar y la práctica totalidad de sus homólogos (desde los edulcorantes artificiales, pasando por la caña de azúcar orgánica y otros similares) son altamente adictivos al estar relacionados con una rápida liberación de dopamina. “Teniendo en cuenta que estamos evolutivamente diseñados para buscar el dulce para sobrevivir y que las fuentes con una alta concentración de azúcar son omnipresentes, la adicción al azúcar es cada vez más frecuente y contribuye enormemente a nuestra actual crisis mundial de salud”, comenta Hever, quien explica que pese a la enorme atracción que tenemos con los edulcorantes refinados y procesados, “no proporcionan ninguna sensación de saciedad ni contienen los nutrientes básicos”.
Necesitamos azúcar, vale, ¿pero qué tal si la buscamos en su formato natural a través de las ricas y frescas frutas? Ten en cuenta que muchas de ellas, además de ser bajísimas en calorías, contienen buenas cantidades de proteínas, lo que sí nos hace sentir llenos.
4. Ketchup
¿Eres de los que embadurnan su pincho de tortilla en salsa de tomate o adoras que tu hamburguesa chorree ketchup en cada bocado que das? Pues háztelo mirar porque esta salsa universal está hecha, básicamente, con jarabe de maíz alto en fructosa (HFCS), ingrediente esencial para que tu apetito se haga fuerte. El HFCS interrumpe el metabolismo del cuerpo y ralentiza la producción de leptina, la hormona que nos ayuda a sentirnos llenos. Así, se paralizan los mensajes que avisan al cuerpo de que ha comido bastante, y, por muy hinchado que te sientes, en breve volverás a tener hambre.
5. Comida china
Pides comida a domicilio en grandes cantidades, te llenas vivo a rollitos y tallarines, pero ¡a la media hora te sientes como si no hubieses comido nada!
Por lo general, la comida china está cargada de glutamato monosódico (MSG), potenciador del sabor que se encuentra fundamentalmente en alimentos como sopas, carnes procesadas y demás. “Diferentes investigaciones sugieren que los productos químicos como el MSG generan un aumento drástico en el apetito, lo que se traduce en que las personas que consumen grandes cantidades de alimentos ricos en MSG son más propensas a tener sobrepeso que aquellas que los evitan”, advierte Hayim. '¿Tanto engorda 'el chino'?', te preguntarás. Más bien piensa en todo lo que comes después de tu menú para tres consumido a medias entre dos.
6. Chicle
“Muchas personas que están a dieta mastican chicle para 'engañar' a su mente y piense que están comiendo alimentos. Por desgracia, este truco no suele funcionar”, continúa Hayim. En realidad, con el chicle hacemos que nuestro estómago crea que estamos comiendo y, en consecuencia, empiece a generar jugos gástricos para digerir esos alimentos inexistentes. Una vez has despertado a la fiera, solo podrás calmarla comiendo algo de verdad.
7. Clara de huevo
Amigos del deporte y la musculación: lo estáis haciendo mal. Si bien una tortilla hecha con claras es una importante fuente de proteínas, las grasas saludables, vitaminas y minerales del huevo residen precisamente en la yema, propiedades que realmente nos ayudan a sentirnos saciados y que, además, son fundamentales para la producción de hormonas y ayudar al cuerpo a absorber correctamente las propiedades saludables que necesita.
8. Muesli
Las barritas de cereales son el almuerzo o merienda habitual de muchas personas que creen que así están matando el hambre hasta la hora de la comida o cena. ¡Error! Además de frutos secos y cereales contienen una buena cantidad de azúcar y aceites hidrogenados, y, peor aún: apenas contienen proteínas, las responsables de hacernos sentir llenos. No sólo nos nos sacian sino que, encima, su sabor dulce abre nuestro apetito.
9. Alcohol
Sí, no es un alimento, pero no son pocas las personas que se autoconvencen de estar cenando 'una ración de pan líquido' cuando se beben unas cuantas cervezas. Así que para ellos, que sepan que no necesariamente tienen un problema con el alcohol y por eso beben tanto, puede que simplemente se hayan quedado con hambre.
“A diferencia de nuestra capacidad ilimitada para almacenar la grasa, nuestros cuerpos no pueden asimilar todo el alcohol, por lo que el proceso para eliminarlo es mucho más rápido a través de nuestro almacenamiento de glucógeno (formado principalmente por hidratos de carbono)”, explica Lewis. De ahí que, cuando bebemos en exceso se nos antojen patatas, ganchitos y demás alimentos: buscamos carbohidratos para reemplazar las reservas de glucógeno que hemos perdido.
10. Bollería industrial
Los 'muffins' –anteriormente conocidos como magdalenas–, donuts y dulces industriales similares, aún teniendo un importante aporte de calorías, contienen tanto azúcar que los digerimos rápidamente y en breve volvemos a tener hambre. De ahí que cuando abres un paquete de galletas de chocolate, no puedas resistirte a comerte otra a los pocos minutos.
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